Anclado en un barrio de clase trabajadora de Lujan de Cuyo, la Familia Morán avanza con un proyecto que se sustenta en la unión de la comunidad y el crecimiento deportivo. El avance del turismo en Luján de Cuyo fue en los últimos años exponencial. Las viejas fincas en las que se trabajaba de sol a sol y con un único propósito de explotar la tierra se transformaron paulatinamente en hoteles y restaurantes donde se mezclan platos tradicionales con comidas extravagantes. En ese contexto de crecimiento turístico y de grandes extensiones de vides, una familia decidió armar un club. Corría el 2013 y la familia Moran tomó la determinación de abrir un espacio en el que niños, niñas y adolescentes practiquen deporte y que ese barrio de trabajadores donde vivieron buena parte de su vida pueda contar con su espacio de pertenencia. Fue así como nació el Club Atlético Universitario. Raúl Morán no solo es el presidente sino que junto a su familia fue uno de los fundadores: “Fundamos el club un 19 de septiembre del 2013. Estamos en un barrio humilide, de clase trabajadora y nuestro principal objetivo es entretener y dar un espacio a los chicos, ese es nuestro norte desde que iniciamos esta aventura”. El fútbol masculino fue el primer deporte con el que comenzó el sueño. Luego, a medida que los chicos y chicas se sumaban llegaron el fútbol femenino, el taekwondo, karate y también actividades como zumba y un pequeño gimnasio. La idea, en la proximidad, es incorporar actividades como voley y otros deportes que estén vinculados a los ya existentes. Ese primer objetivo de la familia Morán de convertirse en un espacio de referencia para el barrio se cumplió, así como también el crear una pequeña comunidad para que todos y todas se sientan parte: “Contamos con la colaboración de las familias de los jugadores que hacen un gran trabajo. Gracias a eso podemos solventar planillas, médicos, la cancha y todo lo relacionado a los deportes que se practican”, agrdece Morán. Pese a encontrar buena predisposición de la comunidad y hasta recibir algún subdisio o donación del estado, Morán sueña con tener su predio: “Nuestra preocupación mayor es no contar con un espacio propio". Ante este panorama recurrimos a veces a polideportivos locales en los que entrenamos o muchas veces pese a que es costoso tenemos que recurrir a alquilar canchitas para los más chicos”. La situación económica tampoco es sencilla. Según cuenta Morán, pese a que nunca se plantearon la posibilidad de cerrar el club hubo situaciones que les tocó atravesar que no fueron las mejores y agrega: “Siempre surgen problemas, económicamente es muy difícil. En la actualidad, si no tenés un sponsor que acerque un aporte se hace todo muy cuesta arriba. Pero siempre salió a relucir nuestra nuestro corazón y nuestra alma por querer mantener al club”. En cuanto a los objetivos a corto y mediano plazo, Morán es claro: “Desde hace desde hace mucho tiempo venimos tratando de conseguir un predio. Un predio donde podamos tener nuestro propio espacio deportivo y donde podamos realizar las obras que que tendríamos que realizar para poder ya contener en un en un lugar, repito, propio, contener a los chicos, ¿sí? Y que podamos decirles, vamos a entrenar en el lugar de nuestro de que corresponde a nuestro club, y no citarlo a veces en plazas, parques. Así que ese es un objetivo que siempre está latente”. El Club Universitario crece. Crece y confía en mantenerse en pie. La comunidad acompaña. Ahora, por caso, se vienen las fiestas de fin de año donde se junta toda la familia deportiva, algo que los llena de orgullo porque es simbolo de comunidad y de gente contenida y unidas por un una misma pasión. Esa pasión que tiene Raúl y su familia: “Mirá, tanto para mi familia como para mí, el club es como si fuera un integrante más. Es algo que nos ayuda a poder plasmar nuestros sentimientos. Es tener la posibilidad de ver a los chicos felices, contentos. Eso para nosotros y para mí en especial, significa un motivo para seguir viviendo”.